Haciendo memoria atrás viene a mi cabeza una tarde de octubre, una en la que mi vida cambio, para muchos fue una tarde mas, horas que pasan que marca el reloj, para mi allí se detuvo el tiempo. Que cambio?, pues sencillo todo y nada, cambio mi vida, cambio mi forma de hablar, de expresar, de sentir, de amar, cambio todo y sin embargo se quedo en la nada. Conocí, a esa mujer, esa sirena que con una de sus palabras consiguió que nunca olvidara su nombre, que su imagen me persiga como una condena, y que sus ojos me encadenen noche tras noche al sueño eterno. Así comenzó, esta odisea de caminos sin respuestas, de preguntas que mis sentimientos se hacen y mi cabeza no sabe que decir.
Comencé a soñar con ella, a mantenerme despierto y tenerla en mi mente de forma eterna, de encadenarme a esas pocas palabras que salían de su boca que producían esos silencios que yo intentaba romper. Mis palabras se ordenaban para escribir este epopeya sobre la mujer mas linda jamas conocida, aquella que dios quiso regalarme, la que con una de sus miradas puede encender el universo. Aquella con un simple segundo puede hacer eterno el momento.
Detenido el tiempo, desde aquella tarde en la que te vi por primera vez, en que tu nombre hizo esclava a mis palabras, tu mirada encadeno mi libertad a esos ojos en los que amanezco cada mañana y anochezco cada tarde. Esas palabras que suenan una y mil veces por mi cabeza, pero solo una se repetirá para siempre, tu nombre...
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