Para dedicar a una mujer especial

En esta noche que aun no llega un alma solitaria llora de pena por este amor no correspondido de un mendigo a una reina. Días que se quedan sin noches flores sin una primavera conocen a este amor que es mi tormenta. Versos y odas a esta reina mora que con una  mirada cambia mi cielo, mi hada. Loco enamorado este pobre poeta de esta reina que le atormenta en este tiempo sin primavera ni flores ni versos salen hacia fuera. Silencios y mas silencios matan mi condena de este amor profundo que mi alma llena.

Nunca entendí porque apareciste en mi vida, porque llegaste a mi vida una tarde de otoño a una vida y lo pusiste todo patas arriba. No se porque cada noche rompes mis sueños, porque despierto cada mañana con una estúpida sonrisa en mis labios y porque cayo palabras que siempre dije. Porque me gusta escuchar tu voz, o porque late fuerte mi corazón en cada esquina aumentando la esperanza de encontrarte de nuevo a la vuelta de la esquina.  Sigo sin saber porque el tiempo se detiene cuando te tengo delante, porque los días son mas largos cuando no estas, porque las noches son eternas cuando estas en mis sueños, porque camino sin lugar donde ir, porque mi esperanza aumenta cada segundo de un día por verte. Porque me gusta mirar tus ojos e imaginar, porque me gusta cuando rompes el silencio y yo escucho embobado, porque enmudeces mis palabras o porque detienes a mi corazón con una de las tuyas. Porque una de tus sonrisas alegra los días las largos y penosos, porque me gusta busca...

Entre una mirada temblorosa y corto de palabras escribo en un blog un sentimiento que apareció una tarde y que desde que llego nunca se ha ausentado. Un piano suena en mi cabeza, mientras las lagrimas caen por estas mejillas ante la impotencia de este hombre enamorado. Muchas son las tristezas y pocas las alegrías de mi día. Horas y horas frente a un ordenador esperando un mensaje, una sonrisa o una simple palabra que nunca llega.  Me prometo no llorar y ser fuerte, tener en mi pensamiento tu sonrisa para ser fuerte. Emborracho mis penas en las pocas sonrisas que llegan a mis recuerdos de tardes con tu presencia. Pasan los minutos, las horas y los días y me siento débil. Cayo palabras que gritan mi mirada y mi corazón, pero que nunca escuchaste de mi boca. No me gustas, me encantas, mis días no amanecen desde que no ven tu sonrisa. No puedo mirar a cada rincón sin tener la esperanza que a la vuelta de la calle estés allí. He perdido mi ser, mi forma de pensar, las m...