Para dedicar a una mujer especial

  Son mis silencios los que prenden la llama de este amor que se agota, son mis almas las que caben en la esperanza de un amor que se marchita, pues en cada uno de mis te quiero se acaba la mirada hacia un te quiero que se cae. Son mis esperanzas las que se ciernen en la vida de un hombre enamorado que mira a un amor que se torna imposible mientras se viste de seda en un sueño del que no queda mas que un hermoso recuerdo. Son las rosas de ese ramo las que se marchitan mientras se desplaza las agujas de ese reloj que marca las horas en las que nos perdimos en un pasado que jamas volverá.

Hago balance de lo que ha sido mi vida, de estos años en los que he perseguido mi sueño, de esos amaneceres que solo me queda el recuerdo, de esos en que la luna ha sido testigo de las palabras vacías y las sabanas frías que acompañaban este invierno tan claro. He perdido el sueño mas eterno, el amor que siempre he perseguido, la locura que se quedo en cada verso que compuse, en cada te quiero que se clavo en mi alma, en cada eternidad de amor, sentimientos, te quiero, montones de pensamientos que salen ahora en forma de lagrima. Quizas no te merecía, quizás solo era un sueño pasajero que amanece cada día, que amanece con el alba y se desvanece con la oscuridad de la noche. Ya no volveré a ver las estrellas de tu mirada, ya jamas volveré a mirar al cielo y decir lo mucho que te amo, ya jamas podre decir lo que de verdad siento. Amarte solo ha sido mi locura, mi amor prohibido, mi sentimiento que se pierde en mi alma. 

Quizas son las palabras mas duras que he tenido que decir nunca, pero sin ello jamas podre pasar pagina. Hoy no es un día como otro cualquiera, puede serlo, pero en mi interior se que no es así. Mi vida se ha dado cuenta de las veces que he fallado, de las veces que he mirado a ese horizonte sin tener claro porque seguir tus pasos. Enamorado así puedo calificarlo he caminado, he caído y perseguido un sueño que tarde tras tarde se hacia mas oscuro, mas opaco, dejando caer la venda que tapaba mi alma, dejando caer de golpe la dura realidad. Cada te quiero es fruto del pensamiento eterno, de un quiero y no puedo, de un alma herida que se defiende con las palabras de unos versos que jamas serán recitados, de unos te quiero que no saldrán de mis labios y de un sueño que nunca ha comenzado. Por eso desisto, por eso vuelvo a la cueva en la que mi soledad me contesta aquellas preguntas que nunca me hice, por eso vuelvo de nuevo a ese inicio en el que he perdido todo y no me juego nada.