Entre una mirada temblorosa y corto de palabras escribo en un blog un sentimiento que apareció una tarde y que desde que llego nunca se ha ausentado. Un piano suena en mi cabeza, mientras las lagrimas caen por estas mejillas ante la impotencia de este hombre enamorado. Muchas son las tristezas y pocas las alegrías de mi día. Horas y horas frente a un ordenador esperando un mensaje, una sonrisa o una simple palabra que nunca llega.
Me prometo no llorar y ser fuerte, tener en mi pensamiento tu sonrisa para ser fuerte. Emborracho mis penas en las pocas sonrisas que llegan a mis recuerdos de tardes con tu presencia. Pasan los minutos, las horas y los días y me siento débil. Cayo palabras que gritan mi mirada y mi corazón, pero que nunca escuchaste de mi boca.
No me gustas, me encantas, mis días no amanecen desde que no ven tu sonrisa. No puedo mirar a cada rincón sin tener la esperanza que a la vuelta de la calle estés allí. He perdido mi ser, mi forma de pensar, las musas de mis escritura se van y solo quedan ese recuerdo de esa mujer que anula mis sentidos, que emborracha mis labios de una miel dulce y que es responsable de mis días y mis noches. No existe cielo sin ti, te llevaste mis estrellas y luceros, mi luna y mi sol y quedo un universo frió y sin luz.
Dos palabras de un te quiero, o un te amo que rompen la soledad de un corazón que ha perdido el ritmo, que la sangre envuelve en la soledad de un recuerdo frió en mi cabeza. Vuelvo de una locura sin llegar la cordura a este hombre que hoy te quiere mas que ayer.
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