Tarde apagada con ese color otoñal de tus ojos, con esa brisa que huele a gloria como el perfume de tus cabellos. Murmullo de esas palabras que se despeñan desde lo alto de un acantilado, desde el balcón de ese amor que endulza mi vida. Versos de la prosa que jamas se ha escrito de la belleza de una cara que jamas olvido de la mirada penetrante que cubre tus ojos. De este dulce sabor de tus labios que endulzan cada segundo de este tiempo.
Ni el oxigeno que llena mis pulmones, puede olvidarte, ni la sangre que corre por mis venas callar tu nombre, ni siquiera las lagrimas que derramo en esta humilde soledad que me aparta de esa mujer que con una simple sonrisa enciende el universo.
Ni el oxigeno que llena mis pulmones, puede olvidarte, ni la sangre que corre por mis venas callar tu nombre, ni siquiera las lagrimas que derramo en esta humilde soledad que me aparta de esa mujer que con una simple sonrisa enciende el universo.
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