Candil de mi sendero que vas guiando a este caminante por esa veredas de orgullo y soledad, que guías mis pasos como lucero que sale del cielo. Murmullo del viento que repite una y otra vez tu nombre, que suena como eco en esta cabezita. Eres el riachuelo de mis lagrimas de desolación que lleva en sus aguas palabras que jamas dije, que jamas salieron de estos labios cobardes que enloquecen por un beso de tus labios. Sangre que corre por mis venas escribiendo en cada rincón de mi alma tu nombre, esa que es responsable de cada sueño que irrumpe en mis noches, de cada palabra escrita en mis papeles, de mi cordura y mi locura.
Ay señor pusiste este ángel en mi camino como agua que das en el desierto, como pan para los hambrientos. Creaste este lucero del que mis huesos se han enamorado, del que mi corazón no sabe latir si no es frente a sus ojos, ese poema que jamas puede escribirse porque no hay palabras que puedan componerlo. Ay señor hiciste que este pobre hombre se enamorara de una reina, de una mujer que alumbra el cielo, de un ángel que trae sueños y amor, felicidad y paz. De esa persona a la que quise, quiero y quede el resto de mi vida.
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