Cada una de mis lagrimas es el castigo que he de pagar por enamorarme de los ojos que brillan en este firmamento, cada una de esas palabras que se guardan en mi alma es la respuesta que se da a un silencio que no se rompe por miedo, que solo se hace eco de un milagro, que solo se escapa entre cada una de las sonrisas de un amor que no tiene misterio. Se que es fuego lo que arde en mis adentros, que hace cenizas a mi alma, que hace que se quemen los rescoldos de un miedo que no puedo decir lo que siento. Mi alma es la que siente el castigo del látigo de tu indiferencia, mientras en mis ojos se secan las lagrimas que mojan los papeles en los que nuestros nombres se unían, sere el alma cautiva de quien en versos no deja para un mañana lo que el fuego quema en cada una de sus chimeneas.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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