Cual es el precio que paga mi alma por el silencio de tus palabras, por esas miradas que no me llegan, por esos reflejos que no acaban, por esa vida que se termina en el fondo de un sueño del que no puedo ni quiero despertar. Cual es mi castigo por un alma herida, por un silencio que no acaba, por un te quiero que se excluye en un te quiero que no tiene a quien preguntar ni a quien responder. Que sea mi muerte la que lleve en mis labios el nombre que amo durante esta corta vida, que sea mi sueño eterno el que no me deje descansar, pues si no estoy en tus brazos que se apague esta llama que alcanza a mi alma encarnecida. Se acaba, como lo hace esta amarga vida, como lo hacen los sueños y los desvelos de quien mirando a las estrellas han apagado mi vida sin decirle a mis ojos te quiero.
Niña hoy quiero que escuches mis palabras, porque hoy no escribe mi mente, sino mi corazón. Desde hace un tiempo lo eres todo para mi, la razón por la que me gusta ver el amanecer, la razón por la que cada noche me asomo a mi ventana a contemplar como las estrellas dibujan tu rostro. Escuchar como el viento en una suave brisa dice tu nombre. Si, hoy soy un hombre enamorado, un hombre el cual no quiere dejar de ver cada amanecer lo bella que es tu sonrisa, un hombre que daría hasta su propia vida, si fuera preciso, para que la niña a la que quiere se sienta siempre feliz, que cada lágrima no sea motivo de tristeza, sino de una felicidad que inunde tu corazón. No se que es lo que te hace especial, lo único que se que eres la ultima imagen que veo al dormir, la primera al despertar y en cada sueño, solo te encuentro a ti. Niña desde que toque tu mano por primera vez, he dormido cada noche con la ilusión de que algún día estuvieras siempre a mi lado, que al despertar estuvieras siempre c
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