Caballero incansable, jamelgo sin fuerzas, que cabalga con el aliento de este pobre hombre, de este pobre corazón, que late tan fuerte como mil espadas. No conquista tierra, ya tiene su universo, un mundo en el que tiene una luna menguante, esa sonrisa de una dama que un día cautivo su vida y dos luceros, tan puros y cristalinos como dos lagos donde se refleja todo aquello que siento por ella. No hay espadas, ni castillos ni fortalezas que me detengan, por muy largo que sea este camino no cansare mis pies, porque al final de este estaré contigo. Mil lanzas romperán mi cuerpo y aun así no sentiré mas dolor que una negativa en tus palabras. Humilde lacayo de la princesa de este castillo encantado, solo de tu boca saldrán esa palabras que me hagan rey o mendigo.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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