La esperanza se apagaba con aquella frialdad con la que sus palabras me trataban, sin embargo algo debió de cambiar en ese momento que pasamos juntos. Termino el examen, ese al que nos enfrentamos aquel día y comenzó ese que nos depara la vida. Salí primero, como siempre, esta vez había tenido suerte y lo había bordado, al momento saliste tú, yo esperaba que pasaras de mi y te fuera, nada mas lejos de lo que paso, te detuviste en el banco donde yo estaba y te sentaste.
Yo en silencio, contaba los segundos que pasaban desde que te sentaste, y entonces comenzaste a hablar. La frialdad de tus palabras se convirtió en dulzura, música para mis oídos. Si te soy sincero al principio no estaba atento a lo que me decías, esa dulzura me llevaba a un mundo en mi cabeza. Pasamos un rato, un gran rato en el que charlamos y conocí a esa persona de la que me había enamorado, dulce, fuerte y a la vez sentimental. Se que esperabas mas de mi, pero como en otras ocasiones el miedo a que me dieras un no, hacia mi silencio.
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