Esa tarde de otoño en la que te conocí, tan dorada como el color de tus ojos, tan oscura como el azabache de tu pelo. Esa tarde en la que mi alma se volvió loca, en la que este estúpido corazón latía tan fuerte y tus palabras lo calmaron, en la que tus ojos eran esas dos estrellas que alumbraron este camino pedregoso al que todos llaman amor. Este ángel, que guía mis pasos, mis sueños y mi llanto, la batuta que marca el ritmo de mi vida, la noche y mis días. Esta mujer que rompe mis cadenas de esta vida eterna que son solo suma de noches y días. Eres ese poema que nunca se compone, ese pensamiento a medianoche que te saca los colores, esas palabras que mi corazón grita y mi alma calma. Eres esa mujer que despierta la bestia que llevo dentro, que me eleva al cielo con una de sus miradas, que me arrodilla ante su hermosa belleza. Esa mujer que rompe los lazos de mi existencia, en este infierno de sentimientos callados. Eres esa mujer de la que un día entraste en mi vida, rompiste mis sueños eterno despertando al dragón el amor, abriendo mis ojos para ver que la vida no es vida sin tenerte a mi lado.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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