Con este temor que hay en mi corazón escribo estas palabras dedicadas a aquella que tatas lagrimas me ha hecho derramar. A aquella que rompió mi alma en mil pedazos, mi corazón echo añicos y seco las cuencas de mis ojos. Aquella que en una sola tarde rompió mis sueños ilusiones, tiro por tierra todo lo que estaba en este mundo. He llorado tanto como para llenar un océano, mis lagrimas de dolor y soledad caen por estas mejillas que no olvidan, que se duelen en los recuerdos de tu presencia, que te recuerdan noche tras noche tras noche volviendo mi mundo mas loco si se cabe. Mis palabras siguen cayadas, pasaron del miedo a perderte al silencio eterno, al que nunca vuelvas a escuchar los latidos de este estúpido corazón que una tarde entregue en bandeja y que devoraste como mi alma.
El camino sigue, los escoyos no son mas que chinas en mis zapatos, levanto y vuelvo caer bebiendo de la fuente del olvido y secando mis lagrimas con la almohada que tantas veces consoló mis llantos en las noches de luna llena. Aulló a la luna por el brillo de cada lucero que compone el universo buscando algo que no me recuerde a ti. Baño mis manos temblorosas en los poemas y versos que nunca se escribieron, en mensajes que mi cabeza almacena y que jamas escuchaste. En los te quiero que se me atragantaron, en los te amo que nunca te dije y en los jamas habrá nadie como tú.
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