No me llames caballero, mas montura nunca traigo, caminando por estas sendas por las que ando y ando. Tampoco soy poeta de estos tristes versos que se escriben de mis manos con la tinta de mi olvido. Tu eres mi princesa, de ese castillo maldito, que aparece en la lejanía y al que nunca he ido. Guardo cada verso en este escueto escrito, para decirle a mi amada, para susurrarle al oído. Pasito a pasito sigo, por esta largo sendero, por el que tu te has ido, saltando los obstáculos que encuentre en mi camino. Las estrellas se apagaron en esta noche que hace frió, me cobijo en tu recuerdo, anhelando lo vivido. No soy mas que un hombre, que se siente herido, por un amor que quiere y no es correspondido.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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