Cuanto tiempo es necesario, cuanto para que te des cuenta que te quiero, cuantos días, horas, minutos deben pasar para que este caminante polvoriento tenga el amanecer de tus ojos. Cuantas letras, versos, cartas necesitas para que mis palabras creas, para que veas que debajo de este pobre diablo existe un hombre con un corazón como la catedral de Santiago. Que aunque tenga las manos trabajadas, heridas en el cuerpo, quemado por el sol sigo conservando un corazón que sigue gritando tu nombre. No seré ni mucho menos el hombre soñado, pero si el que te haga soñar despierta, no seré el que te haga deslumbrar con colgantes, anillos y pulseras, pero si por mantener esa sonrisa capaz de alumbrar la tierra.
¿De verdad crees que no te quiero, que no me gustas...? mira mi pasado, mira mi presente y juzga por ti mismo. Despierto con tu imagen en mi mente, duermo contigo en mis sueños y me paso el día pensando en ti, en que tal estas, en como te ira y que si el día te es favorable.
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