Hoy las lagrimas se derraman sobre el papel, hoy tras este largo periodo mis ojos te volvieron a ver, hoy volviste a romper lo que mil tardes tarde en recomponer. Por un instante volví a sentir felicidad, por un instante volví a soñar despierto, por un instante ese ángel del que me enamore hizo que este pobre hombre volviera a sentir. Volví a cruzar tu mirada, esos ojos castaños se clavaron en mi como mil lanzas ardientes llenando a lo mas hondo, tu voz se gravo en mi mente como el nombre del poeta caído en la fría piedra de su tumba. Ay señor que complicado es esto del amor, la alejaste de mi camino y de menos la he echado, la cruzas en el mio y este alma en pena llora de nuevo por un amor que nunca vio la cuna de su nacimiento. Que he de hacer, la quiero mas que a mi vida, la quiero desde el momento en el que levante la vista para ver su dulce imagen allí sentada, la quiero desde que su nombre salieron esa cuatro letras que componen su nombre.
Ay señor que difícil es amar sin ser amado, en la lejanía y en la cercanía, en los momentos en los que ella no se da cuenta y yo le sigo sus pasos, en el momento que caigo desesperado en este camino que tantas veces he andado y que aun no consigo olvidar. Sera ella, no lo se, pero desde que mis ojos se posaron en su cara de ángel he soñado cada noche, he pensado cada mañana y he rogado al cielo que me ayuda. Porque tan difícil, si yo la quiero mas que nadie. Olvidar, ese es el remedio, no podre, porque no puedo olvidar lo que me dio la vida, el sol que hace que este árbol mustio siga teniendo hojas verdes, el sol que aunque queme todas sus flores, estará cada primavera esperando que ella lo deje florecer.
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