Mil años pasaran y no te olvidare, mil vidas y seguiré siendo ese hombre que una tarde de otoño te vio y se enamoro. Mil lágrimas serán derramadas sobre mil poemas que llevan ese nombre que no podre pronunciar porque en mi mente habrá una única imagen, la tuya. Podre contar los días, las horas, los meses pero mi calendario se detuvo en ese día en el que mi corazón ya no te sentía. Podre guardar mil recuerdos, mil palabras salidas de tu boca, pero no encontrare una caja tan grande para poder guardar esto que siento. Aunque me derrumbe se que hay una fuerza que me hará renacer y es haber tenido la oportunidad de conocer a alguien con quien merece la pena soñar. Mil kilómetros son la distancia de nuestros cuerpos, pero tan solo milímetros separan mi corazón del tuyo.
Podría llenar de letras toda esta pantalla, incluso todo el universo, pero aun así mi corazón y mi alma no tendrían bastante. Seguiré contando los latidos vacíos de mi alma porque tan solo unos ojos podrán hacerlos fuertes. Me despido, no sin antes decirte hasta pronto dulce princesa.
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