Ni el silencio de mis palabras
ni las lagrimas en mis ojos
pueden decirte
cual especial eras.
Sangre que se derrama
en esta triste hoguera
en el que arden mis papeles
en el que arden mi conciencia.
Amada que fuiste mía
en la locura venidera
enciende el fuego eterno
en el que ardan mis poemas.
No soy mas que un hombre
que quiere estar a tu vera
agarrando tu mano
y viendo tu solera.
No se escriben mas versos
para esta bonita princesa
que enamoro a este hombre
que hoy se quema.
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