Sentado en la orilla de este mar de lagrimas, en este recuerdo de momentos dulces que amargan mis tardes y mis mas lindos sueños, dormitando aquellas palabras que un día me dijiste al oído, que fueron eco de este amor que envenena mis venas, que rompió mi corazón y que hace imposible el olvido. Así fue una mujer, de tremenda belleza la que una tarde enloqueció mis sentidos, la que una tarde cambio mi vida, mi pasado, presente y futuro y sin embargo hoy es el motivo de este desconsuelo llanto.
Ahí sentada en ese banco, donde la luz del sol alumbra como a un angel, los rayos de sol la hacen aun mas bella, mas misteriosa. Y yo perdiendo mis papeles, con cada segundo que su imagen se clava en mi ser, viendo como sus palabras se graban en mi mente como en un cincel las graba en piedra. Paso su nombre por mi mente y paso a ser parte de mis sueños, de mis alegrías y de mis penas.
Poquito a poco, fue sintiéndome el hombre las afortunado, parte de ese cuento de hadas, que como tal termina en drama. Ay señor porque bañaste tantos sueños con ese nombre que hoy en atormenta, porque esta triste melancolía, porque clavaste a este alma descarriada el pensamiento de este amor que jamas acaba.
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