Por la locura de una tarde encontré esta condena, que al mirar a todas martes no encuentro a esa morena. Mi vida es un suspiro, por el que nazco y vivo llamando a ese amor prohibido por el que me siento cautivo. Mis versos se pierden en mis sueños, mi vida entre ríos de tinta que escriben mil veces al día, los te quiero que nunca te he dicho. Llámame cobarde si gustas, pero nunca mires a mis ojos los que por ti prende la llama de este amor que es un antojo. Mil son los amaneceres en los que te he echado de menos porque hace tiempo que no te miro, porque hace tiempo que te añoro. La culpa la tiene una mirada, por la que ahora te sigo, cavando mi propia tumba mientras te amo y no te olvido.
Niña hoy quiero que escuches mis palabras, porque hoy no escribe mi mente, sino mi corazón. Desde hace un tiempo lo eres todo para mi, la razón por la que me gusta ver el amanecer, la razón por la que cada noche me asomo a mi ventana a contemplar como las estrellas dibujan tu rostro. Escuchar como el viento en una suave brisa dice tu nombre. Si, hoy soy un hombre enamorado, un hombre el cual no quiere dejar de ver cada amanecer lo bella que es tu sonrisa, un hombre que daría hasta su propia vida, si fuera preciso, para que la niña a la que quiere se sienta siempre feliz, que cada lágrima no sea motivo de tristeza, sino de una felicidad que inunde tu corazón. No se que es lo que te hace especial, lo único que se que eres la ultima imagen que veo al dormir, la primera al despertar y en cada sueño, solo te encuentro a ti. Niña desde que toque tu mano por primera vez, he dormido cada noche con la ilusión de que algún día estuvieras siempre a mi lado, que al despertar estuvieras siempre c
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