Arden los versos en mi alma encarnizada, en mi corazón desecho, en las lagrimas que mojan mis mejillas, arde la locura de un hombre que nació de un amor eterno y que hoy es la espada que lo hiere en cada amanecer. El silencio es quien mas dice, la mirada y los sueños quien mas lo atormentan mientras los pensamientos hacen eco de este amor que es una condena. Las palabras se hacen eco de la brisa que trae el aroma de la mujer que mas he amado, de la mujer que quiero como esposa. Me enamore de unos ojos, de la sonrisa mas hermosa porque en este mundo no hay nadie que ame como a esa diosa. Canto siempre la misma canción, porque en ella su nombre suena en este corazón, cuando en la noche mas oscura su nombre susurra. Ciego por ese sendero he caminado ya mil días, son los que te echo de menos son por los que mi vida daría. He terminado ya esta historia del hombre que ama y canta, los versos que a su amada recita y por la noche sueña.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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