Son muchas las entradas en mi diario que repiten tu nombre, muchos los te quiero que se quedaron en el tintero y que no fui capaz de decirte, muchos los poemas que han quedado huérfanos en algún rincón de mi memoria, en aquella donde guardo bajo llave aquellos pequeños minutos que tu me dedicaste. Soy como esa canción antigua que se repite día tras día, que suena en tu cabeza llevándote por un instante a los mas hermosos recuerdos. Nunca he dejado de pensar en ti, ni por un segundo creas que el tiempo o la distancia puede borrar lo que he llegado a sentir, se que es imposible, pero intenta convencer a mi cabeza que lo único que consiguió hacerme feliz no esta a mi alcance. No me rindo, porque de rendirme habré vendido mi vida a la tristeza, habré caído derrotado en esto que unos llamaron amor y del que hoy soy esclavo. Ten por certeza algo, aunque cien años pasen y un millón de kilómetros me separen de ti, yo seguiré teniéndote en el único lugar del que nadie te puede sacar, en mi corazón.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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