Nunca te he echado en cara las veces que he caído, nunca te dije que miraras a mis ojos cuando me temblaban las palabras, nunca he podido ser tan sincero de decirte aquello que ahora me muero por gritarle al mundo. Fueron los días mas felices de mi vida, pocos, pero suficientes para darme cuenta de que mi vida ya ha tenido todo. Fuiste la primavera de mi vida cuando yo solo había vivido un amargo verano y un triste invierno, pero llegaste en mi otoño, dejando caer todas mis hojas, esas que ahora se escriben en los cuentos de aquellos días. Mi vida paso, la tuya se marcho y yo me alejo de esos momentos dulces como las abejas lo hacen del néctar de las flores volando a la colmena. La vida cambia, da algunos pasos y nos deja por el camino pasos borrosos y veredas que no llevan a ninguna parte, quizás eso sea lo que me pase, que este en la vereda que nunca me llevara a ningún lugar.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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