Con la mirada perdida en los papeles, en los viejos recuerdos que me dan las fotos que mojan mis lagrimas, revivo aquellos momentos que impregnan con ansia los te quiero de un hombre que nace tras un sueño, tras un te quiero a un ángel que aparece en la tarde de otoño. Sus ojos castaños, su pelo azabache hacen que cobre vida la estación mas hermosa, que este otoño muestre la primavera que lleva dentro, que la desnudez de los arboles al perder sus hojas tengan el sentido de los te quiero que se escapan a los labios que ahora dictan tu nombre a un alma acobardada, a un alma que se llena de te quiero y que escriben en mis papeles lo mucho que te echo de menos. Los recuerdos bañados al sol, los momentos que se quedan en la memoria de un hombre enamorado, los versos que sin querer se recitan y llenan mi vida de amor y alegría.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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