Cuenta la leyenda que aquellos que cierran los ojos en una tarde de otoño mientras miran al cielo con sus manos entrelazadas pueden ver lo que en su dia fue un castillo entre las nubes. Cuentan que cuando una princesa se asoma a un balcon el principe le recita los versos que compone cada noche desde el suelo y cada verso aciende como lo hace el rosal apoyado en los muros de la muralla. Esta tarde imagine que esa princesa eras tu, que el cabello azabache que compone tu melena es quien atardecia el sol dejando ver la oscura noche, que tus ojos como dos luceros eran quien hacian la luz que me guiaba en cada verso que recitaba, en cada te quiero que se escapaba a escondidas y que era el testigo de este amor prohibido. Los piropos hacian que ese rosal trajera las mas lindas rosas, ninguna que igualara tal belleza como la tuya. Mientras yo decia cada palabra de amor que en mi alma se albergara, cada palabras que una tarde senti cuando por primera vez vi los ojos que hoy amo y adoro.
Tan solo es una leyenda de aquellos que han amado, pero cuando cierro mis ojos te imagino en las ruinas de mi castillo en las nubes, en las que ni la mas ocura noche puede apagar el brillo de este amor.
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