Las lagrimas empañan el rostro que antes solia sonreir, el gesto de un hombre que con la mirada perdida en un sueño ahora se despierta y se enfrenta a una cruel realidad. Quizas tenga la culpa, quizas el miedo no me ha dejado ver todo lo que perdia, quizas no decir un te quiero ha sido lo que hoy me ata a una soledad en mi mente. Las palabras que no dije ayer, son las que hoy me atormentan, los te quiero que se escaparon entre la sombras de mi miedo son los que hoy me atan al castigo de una ausencia.
Te has marchado, mientras yo me he quedado con la unica soledad de un te quiero en mis labios, con el desamparo de amar a quien no me ama, con el sueño perdido entre palabras del olvido. Dios sabe que en mi corazon eres quien gobierna, dios sabe que cuando me marche en mi camino quedara escrito el nombre de quien ahora es mi castigo.
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