Apenas el susurro del viento se escucha en esta calmada
tarde, apenas el silencio roto por las lágrimas de un amor no
correspondido que muere en la orilla de este pequeño río. Ni los rayos
de luz se atreven a deslumbrar los ojos de aquel que con sollozos
pronuncia el nombre de quien en aquella misma orilla declaro su amor. Si
los días hablaran y las tardes rompieran su silencio cuantos son los
versos que a mi amada habré dedicado. Cuantas las palabras que mi alma
temblorosa ha podido quererte decir, cuantos los sueños que mi noche ha
desvelado y que ahora son las lágrimas de mi existir.
Se acabaron los te quiero que entre susurros el viento te
llevaba se acabaron las tiernas palabras que en cada tarde yo te
dedicaba. Se acabó esta historia de amor de la que tantas veces he sido
esclavo por un te quiero que nunca llego. Quedaran tantas noches por las
que mis sueños y pensamientos te tendrán en ellos, cuantos los
amaneceres que mi mirada ausente te tendrá presente, cuantos te quiero
que se escapen en el murmullo de un alma rota y que no tiene cura.
Me preguntarle cual fue mi error, si es que mi amor no es
suficiente o si los días son demasiado cortos como para echarte de
menos. Ya no lo se pero que el tiempo sea el que meza la cuna del olvido
y haga que los versos que hoy te elogian sean la calma de este alma que
vive por cada te quiero.
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