Son cientos los recuerdos que encuentra mi mente, cientos las palabras que se me quedaron en el tintero, ciento las sonrisas que guardo esperando volver a ver a esa princesa. Así tarde tras tarde me siento en esta silla frente a esta misma pantalla buscando en la lejanía que llegue este mensaje a esa reina, a esa sonrisa que cambiaría mi mundo, a ese recuerdo imposible de borrar. Enclavado en este amor tan grande, en este sentimiento que me ancla a un pasado mejor, a una vida llena de sorpresas, de emociones y en la que no me faltaba la alegría. Anclado a una persona, a una mujer que llego y cambio mi forma de ver las cosas, mi forma de decir al mundo es lo único bueno, la forma de decir, te quiero.
Pero te alejaste, te fuiste una tarde y no has regresado, desde entonces solo encuentro las lagrimas de mis recuerdos, los falsos poemas que caen desde su papel y las tardes de soledad buscando una absurda explicación para olvidarte. Intento explicarme que es lo mejor para ambos, pero como le digo a mi mente que se olvide de aquello en la que una tarde creyó.
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