El cielo es demasiado pequeño para poder buscarte, para darme cuenta de que el brillo de esos dos luceros no pueden ser de las estrellas. Las palabras se atragantan en cada suspiro del poeta que no encuentra su musa en la que piensa en cada momento. Sueñas con esos momentos que tal vez no lleguen, pero que hacen que mis lagrimas caigan, que mi alma se haga grande, que mi sueño se haga eterno, que mi vida cobre sentido. Me doy cuenta de que mis palabras se acaban en cada momento de mi vida.
Niña hoy quiero que escuches mis palabras, porque hoy no escribe mi mente, sino mi corazón. Desde hace un tiempo lo eres todo para mi, la razón por la que me gusta ver el amanecer, la razón por la que cada noche me asomo a mi ventana a contemplar como las estrellas dibujan tu rostro. Escuchar como el viento en una suave brisa dice tu nombre. Si, hoy soy un hombre enamorado, un hombre el cual no quiere dejar de ver cada amanecer lo bella que es tu sonrisa, un hombre que daría hasta su propia vida, si fuera preciso, para que la niña a la que quiere se sienta siempre feliz, que cada lágrima no sea motivo de tristeza, sino de una felicidad que inunde tu corazón. No se que es lo que te hace especial, lo único que se que eres la ultima imagen que veo al dormir, la primera al despertar y en cada sueño, solo te encuentro a ti. Niña desde que toque tu mano por primera vez, he dormido cada noche con la ilusión de que algún día estuvieras siempre a mi lado, que al despertar estuvieras siempre c
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