Tengo el alma cansada, los suspiros dañan la poca vida que queda en mi, tu recuerdo se mete en mis venas y llegan a lo mas hondo de mi corazón haciendo que se grabe tu nombre con letras de sangre en mi cerebro. Mis neuronas se unen formando tu rostro, cada conexión me acerca mas a ese subconsciente que prende la llama de lo que unos llaman amor y otros deseo. Se apagan las pulsaciones de un corazón mientras se entrecortan mis respiraciones, quiero pronunciar tu nombre pero mi boca lo tiene prohibido. Camino por el lado opuesto de lo vivido, soy el recuerdo viviente de un amor eterno que se cae por los rincones de un te quiero y que vive pegado a ti. Mis palabras salen del murmullo incesante de los versos que se queman en el fondo de mi cerebro, mis ojos recrean la tarde en que te tuve presente, esa que ni puedo, ni quiero olvidar. Solo soy un puñado de recuerdos, un montón de conexiones nerviosas que prenden la llama de un amor que no ha encendido y que sigue vivo en todo nuestro ser.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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