Quizas la carta que hoy te escriba llegue demasiado tarde, quizás el valor que he tenido ahora lo debí de haber tenido hace bastante tiempo, pero el miedo y el tiempo son dos enemigos de aquel que por amor muere de pena. Jamas te llegue a decir lo que siento, lo que pienso, aquello que esta en mi alma y que viene clavado en mi pecho desde hace tanto tiempo. Jamas he sido ese hombre enamorado que dice lo que siente, ese poeta que lanza los versos al viento para que el susurro llegue a tus oidos. Jamas he sido el Cyrano que acaba con una frase los pensamientos mas eternos de ese hombre que ama y que calla en silencio.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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