Una tarde cualquiera para muchos, una tarde especial para mi, así la viví. Hace ya un montón de dais que ocurrió, tantos como cinco años, pero la recuerdo como si fuera ayer. Todo comenzó como siempre una estúpida rutina en la que nada cambiaba, puteado en ese laboratorio, en el que el cansancio y el aburrimiento hacían mella en mi, pensando en que hora terminara esto, para llegar a casa y descansar. Serian sobre las siete de la tarde y se propone un descanso, como casi siempre, la gente sale en desbandada y yo con mi pachorra de siempre salgo tranquilamente bajando esas escaleras que separan las plantas, entro en el servicio y compro coca cola. En este tiempo todo igual, apenas se me quito el sueño, pero entonces algo cambia al salir por aquella puerta, ya no escucho las palabra de ese amigo que me esta hablando, tan solo porque te vi.
Así de simple, se me quito el sueño, el cansancio y todo de golpe, bueno y casi derramo la cola, seria de los nervios. Comienzo a pensar que decir, si ser amable, arrogante, interesante, pero como siempre sale mi lado gilipollas, ese en el que se callan mis palabras y solo respondo tus preguntas. No se porque pero según caminas saludas a todos y viene ha hablar conmigo. Mi amigo con cara de sorprendido nos mira y tu comienzas a hablarme a preguntarme que tal mi día, que hago allí, cosas que eran obvias, pero que mantienen la conversación. Yo apenas puedo decir monosílabos, ya que hasta las piernas me tiemblan. Lo único que salio de mi boca es un joder que guapa vienes y una sonrisa tuya ilumino. Cinco minutos mas siguiendo esta conversación te marchas, yo sigo con cara de gilipollas y mi amigo me dice tu le gustas a esa chica y yo respondo, claro a ese angel le va a gustar este vagabundo, pero bueno creo que eso fue lo que me hizo ganar esperanza.
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