Tras una noche en la que sigues pensando en ella, prendes un nuevo día, una nueva oportunidad de comerte el mundo. Lo comienzas como el día anterior, despiertas con cara sorprendida de no dejar de pensar en ella, pero tu sigues estando solo, viendo el mundo gris, en tu casa todo igual. Pero entonces sales a la calle y lo que todos los días es igual ves que ha cambiado, han puesto una tienda nueva, el color de ese coche parece otro y in motivo aparente te diriges al lugar donde ayer estaba esa persona que no eres capaz de quitarte de la cabeza. Y allí esta, casi igual que ayer y tu como bobo a saludarla, iniciando conversación sin saber porque, pero te gusta hablar con ella.
Ahí ya nunca volverá a ser igual, porque buscaras a esa persona en cada esquina, en cada calle intentando estar el mayor tiempo que puedas con ella. Hablas con ella de conversaciones que quizás se repitan, que sea lo mismo que hablasteis los dos ayer, pero sin embargo no te das cuenta. Así día tras día y cada día las ganas por compartir ese momento aumentan, de manera que tus días giran entorno a ese momento.
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