Un castillo se observa a lo lejos, un camino largo a mi espalda, mis manos lloran sangre pero mis ojos inundan felicidad. Desde la lejanía puedo ver tu rostro y mi imaginación comienza a recordar los sueños que anoche me desvelaba. La oscuridad de la noche cae sobre mi y me guió por los dos únicos luceros que encuentro en mi cielo. La luna ha menguado para poder imitar tu profunda sonrisa que ilumina mi camino. Los kilómetros se hacen metros, los metros milímetros y las horas que son segundos para abrazarte. Las palabras que escribí ya no las encuentro porque un silencio se apodera de mis labios, pero si no puedes encontrar mis palabras mira en mis ojos y veras el amor de mi corazón.
Niña hoy quiero que escuches mis palabras, porque hoy no escribe mi mente, sino mi corazón. Desde hace un tiempo lo eres todo para mi, la razón por la que me gusta ver el amanecer, la razón por la que cada noche me asomo a mi ventana a contemplar como las estrellas dibujan tu rostro. Escuchar como el viento en una suave brisa dice tu nombre. Si, hoy soy un hombre enamorado, un hombre el cual no quiere dejar de ver cada amanecer lo bella que es tu sonrisa, un hombre que daría hasta su propia vida, si fuera preciso, para que la niña a la que quiere se sienta siempre feliz, que cada lágrima no sea motivo de tristeza, sino de una felicidad que inunde tu corazón. No se que es lo que te hace especial, lo único que se que eres la ultima imagen que veo al dormir, la primera al despertar y en cada sueño, solo te encuentro a ti. Niña desde que toque tu mano por primera vez, he dormido cada noche con la ilusión de que algún día estuvieras siempre a mi lado, que al despertar estuvieras siempre c
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