Un castillo se observa a lo lejos, un camino largo a mi espalda, mis manos lloran sangre pero mis ojos inundan felicidad. Desde la lejanía puedo ver tu rostro y mi imaginación comienza a recordar los sueños que anoche me desvelaba. La oscuridad de la noche cae sobre mi y me guió por los dos únicos luceros que encuentro en mi cielo. La luna ha menguado para poder imitar tu profunda sonrisa que ilumina mi camino. Los kilómetros se hacen metros, los metros milímetros y las horas que son segundos para abrazarte. Las palabras que escribí ya no las encuentro porque un silencio se apodera de mis labios, pero si no puedes encontrar mis palabras mira en mis ojos y veras el amor de mi corazón.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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