Una tarde cualquiera, los arboles pierden sus prendas
el amarillo de sus hojas cubre de colores el suelo
aire las mueven dibujando su recorrido en la tierra.
Pero algo despierta mis sentidos,
el dorado de tus ojos alumbra esta tarde oscura,
el aroma del otoño se ha convertido en tu aroma
y el susurro del viento se silencia para poder
escuchar tus palabra como
versos de un poema inacabado.
Con cada silencio roto por tus palabras
es un golpe de mi corazón en mi pecho
y un recuerdo en mi cabeza
que me acompaña
en cada desvelo de mis largas noches.
Siento el frió en mis huesos,
pero el calor de tus palabras
cubre mi cuerpo, como cubre mi mente
y tu imagen queda grabada en mi.
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