Hoy quiero decirte en esta carta las palabras que no puedo decirte a la cara. Niña no he podido negar que desde el primer día que te conocí sentí que serias alguien especial, aunque en aquel momento ocupara mi corazón otra persona. Al poco tiempo de conocerte me di cuenta de que me gustabas mucho, tanto que conseguiste que me enamorara de ti y olvidara el amor que había habido en mi interior durante seis años. Pero desde entonces no ha habido día en que no haya pensado en ti, noche en la que me acueste y no sueñe contigo, mañana en la que no llegue a la universidad y espere encontrarte allí. Cada vez que me encontraba contigo me ponía nervioso, se me aceleraba el corazón de manera que lo único que podía es estar contigo a la defensiva.
Soy demasiado romántico, incluso hay veces que me pasé, aunque eso ya lo sabes, siempre estoy de buen humor, muy rara vez me verás cabreado, siempre suelo tener las puertas de mi casa abiertas para que cualquier persona que las necesite las utilice, soy generoso... pero para qué describirme.
No escribo esto para decirte como soy, solo escribo esto para que sepas que estoy locamente enamorado de ti, aunque creo que lo sabes. Sé que ha habido algún momento en el que he podido tener alguna oportunidad, y sinceramente he sido muy **** en rechazarla. Quiero decirte que eres la chica más maravillosa que conozco, eso sí un poco loca, pero muy especial. Cada vez que hablo contigo me vuelves loco, te miro a los ojos y solo puede ver a una niña que me enamora cada vez más.
Me pregunto por qué me enamoraste de esa forma y ahora no me das la oportunidad de demostrártelo. El día de tu negativa, ni siquiera me dejaste decirte lo que verdaderamente siento por ti, pero aún así no te culpo ya que he sido demasiado cobarde. Me pregunté por qué estuviste hablando tanto tiempo conmigo y luego cuando en verdad te estaba abriendo mi corazón cierras las puertas de golpe con dos “no” seguidos. Esos dos “no” mataron mi corazón aquella noche, pero aunque pudiera olvidarte mi corazón siempre llevará gravado tu nombre. Por eso hoy quiero que sepas que si me das la oportunidad de demostrarte lo que significas para mí, no te arrepentirás.
El día que me di cuenta que realmente podría hacer cualquier cosa por ti fue el día que me dijiste que recogiera aquel vaso del suelo y yo sin rechistar lo recogí, entonces mi cerebro se paralizó y sólo dejo pensar a mi corazón.
Por esto hoy te digo:
TE QUIERO JUERGUISTA.
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