En el silencio de mi martirio encontre el pañuelo que seca mis lagrimas y esboza mis sonrisas, la locura de un cuento que solo se vive en cada momento establecido, la locura de un hombre que se enamora buscando un mundo mejor. Las palabras se hacen eco de aquel que en cada sueño establece un simple susurro a quien mira a la lejania, aquel que mira escuchando a un cielo que se oscurece pero que se difumina pequeñas luces. Quizas las estrellas sean aquellas palabras que nunca me atrevi a decirte, aquellos versos que se acaban donde comienza mi locura, aquella locura que comienza donde se incrementan los momentos que no hemos vivido. He dejado que sea el poeta que hay en mi interior el que me diga cada una de aquellas palabras que caben en un saco, aquellos momentos que significan mas que un cierto lo siento, aquel hombre que hincando las rodillas mira a lo alto para ver los ojos de quien una vez ha sido el castillo de su alma.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
Comentarios
Publicar un comentario