En el silencio de mi martirio encontre el pañuelo que seca mis lagrimas y esboza mis sonrisas, la locura de un cuento que solo se vive en cada momento establecido, la locura de un hombre que se enamora buscando un mundo mejor. Las palabras se hacen eco de aquel que en cada sueño establece un simple susurro a quien mira a la lejania, aquel que mira escuchando a un cielo que se oscurece pero que se difumina pequeñas luces. Quizas las estrellas sean aquellas palabras que nunca me atrevi a decirte, aquellos versos que se acaban donde comienza mi locura, aquella locura que comienza donde se incrementan los momentos que no hemos vivido. He dejado que sea el poeta que hay en mi interior el que me diga cada una de aquellas palabras que caben en un saco, aquellos momentos que significan mas que un cierto lo siento, aquel hombre que hincando las rodillas mira a lo alto para ver los ojos de quien una vez ha sido el castillo de su alma.
Niña hoy quiero que escuches mis palabras, porque hoy no escribe mi mente, sino mi corazón. Desde hace un tiempo lo eres todo para mi, la razón por la que me gusta ver el amanecer, la razón por la que cada noche me asomo a mi ventana a contemplar como las estrellas dibujan tu rostro. Escuchar como el viento en una suave brisa dice tu nombre. Si, hoy soy un hombre enamorado, un hombre el cual no quiere dejar de ver cada amanecer lo bella que es tu sonrisa, un hombre que daría hasta su propia vida, si fuera preciso, para que la niña a la que quiere se sienta siempre feliz, que cada lágrima no sea motivo de tristeza, sino de una felicidad que inunde tu corazón. No se que es lo que te hace especial, lo único que se que eres la ultima imagen que veo al dormir, la primera al despertar y en cada sueño, solo te encuentro a ti. Niña desde que toque tu mano por primera vez, he dormido cada noche con la ilusión de que algún día estuvieras siempre a mi lado, que al despertar estuvieras siempre c
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