Como dos luceros me guían esos preciosos ojos que alumbran mis noches y me persiguen de día. Ya rompieron mi silencio pues mas difícil es callar que decirte lo que siento. No soy un caballero y mucho menos poeta tan solo un joven loco que te dice te quiero. No habrá palabras que enturbien mi silencio cuando miro a tus ojos y veo mi tormento. Te quiero como nunca he querido, mas te amo de forma racional y te escribo cien poemas que jamas tu leeras. Soy esclavo de mis silencios por no decirte te quiero en esta fría noche que produce mi desvelo. Miro al firmamento para contar las estrellas y me faltan dos luceros que ya no los encuentro. Soy poeta sin su musa que dice esta rima para una dulce princesa, para una bonita hada. Callame con tus besos y no te diré que tres quiero tan solo mira mis ojos y verás lo que siento. Termino esta epopeya con el decir de un cuento que aunque pasen los días yo siempre te quiero.
Buenos días mi princesa, buenos días mi vida no son mas que horas las que pasaron desde que tu belleza inundaron de nuevo estos ojos que enloquecen con cada mirada a tu persona. Pensando en que mi vida a tu lado es un sueño, un sueño eterno del que nunca quiero despertar, del que al abrir estos ojos ver ese amanecer que solo tu puedes darme. Pensando en la suerte que he tenido de conocer a la mujer mas maravillosa del mundo, con la que soñar despierto es posible, ver un futuro mejor. Eres ese rayo de esperanza al que unirse, con el que poder compartir un mañana, con la que pasear por esos sueños, que antes solo eran eso sueños. Eres esa mujer que un día se cruzo en mi camino, que encendió esta chisca que unos llaman amor, que otros locura y a la que yo llamo vida. Gracias por hacerme creer que los sueños se pueden cumplir, te amo.
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