Para dedicar a una mujer especial

  Tengo cien razones por las que has cambiado mi vida, por las que me gusta sonreir al despertar, eres esa razón de mi existencia que hace que merezca la pena mirar al cielo buscando estrellas que no conocía. Me he dado cuenta de que por muchas palabras que salgan de mis manos y boca jamas podrán comprobar lo que se dice en mi alma y corazón. He perdido el miedo al mañana, porque se que en un dia de estos tocaras a mi puerta y mi vida cambiara, entonces sabre que merece la pena seguir luchando. Creo que no hay momentos en los que no me atreva a decir lo que siento, pero si que hay momentos en los que me da miedo guardar silencio. Se que esta noche será una nueva soledad, se que volveré a cerrar los ojos e imaginar un mañana mejor que hoy pero mas sencillo que dentro de dos días, la vida me ha cambiado, tu me has cambiado.

  Hace apenas unas cuantas horas obviaba que existías, que habíamos coincidido en estas vidas eternas, pero tus palabras me han demostrado que tras ellas hay alguien que merece la pena descubrir. Quizas mi miedo a eso que unos llaman amor hace que tenga demasiado miedo, que me de pánico el abrir mi corazón a una nueva vida, pero eso ya ha pasado, porque quiero poder ver el reflejo en los ojos de alguien como lo he soñado alguna vez. No me da miedo mas que perder algo que he tenido y como nunca he sentido amor no se lo que deba ser perderlo. No se como he podido vivir sin tener esa media naranja que se complementa en la parte de mi vida, esa media vida que se vive en mi sin tener la opción de cambiar.

He encontrado en el baúl de mis sentimientos recuerdos de un amor que nadie ha vivido, quizas en otra vida te he amado y ahora he vuelto a encontrarte. Puede que pasen cien vidas de nuevo y tardemos en encontrarnos, pero aun asi se que no podre olvidarte aunque me quede sin alma. Eres el cielo que me ha visitado, el sentimiento que se hace carne, la memoria de un te quiero que se escribe en cien pensamientos y se hacen eco en cada te quiero. Eres esas palabras que no se pueden decir, ese pensamiento que se hace en cada suspiro y que vive en mi hasta mi muerte. Eres ese pergamino sobre el que jure una tarde que aunque mi vida se quede en el camino no parare hasta recorrer el camino que me lleven a tus pasos.