Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Cien años en mi soledad

Sueño

Sueño eso que en mi mente hacer aparecer tu imagen, eso que cada noche llena de preguntas sin respuestas mi cabeza, lo que me hace sonreír sin motivo aparente dandonde una razón por la que seguir adelante. Sueño eso que me hace vivir, respirar por ese alma que me une a la vida, que me hace suspirar cada noche por esa mujer que un día robo mi corazón. Ese pensamiento que una noche tras noche me persigue, inunda mi ser, calma esa pasión loca por estar a tu lado, por salir adelante, por luchar en esta vida en el que el único motivo que tengo por sonreír tiene nombre y a pellidos.  Porque esta vida es un sueño, pero los sueños hay veces que se hacen realidad, porque este deseo inconfesable de amarte que arde en mi pecho no puedo calmarlo, porque esta imagen que se repite noche tras noche en mi mente no puedo evitarlo, porque este latir de mi corazón cuando cierro los ojos es lo que me hace despertar cada mañana feliz. Aunque la vida sea un sueño no me dejes despertar. 

Amarga soledad

Amargo amanecer, sin ya ver esas estrellas, sin ver esa luna menguada que tienes por sonrisa, si sentir esa brisa que sale de tu boca, el aroma de tu cuerpo, el calor de tus brazos. Volcado en esta soledad, en esta vida solitaria, en este llanto que nunca termina, en palabras que nunca escuchaste de esta boca que hoy grita por el amor de una mujer. Vagabundo de esta tierra prometida, loco enamora que un día prometió a ese cielo que cae raso sobre este universo, donde mi cuerpo te ama, te grita desde este acantilado frió y áspero que mi vida te pertenece, que eres responsable de este latir profundo de mi corazón. Suspiro a suspiro sale el aire de mis pulmones, exhalando ese profundo aroma que no encuentro en el aire, gritando, volviéndose loco, diciéndole a la vida que te amo, que quiero ver tu sonrisa. Calma la sed de mis labios, tan solo escucha como este pobre hombre, navegante de un mar sin agua, que vuela sin alas cometiendo locura tras locura tan solo por el amor de una

Cien años en mi soledad

Sentado en el universo de mis pensamientos, allí donde mis lagrimas recuerdan tu sonrisa, el murmullo de tus palabras y el silencio de las mías. Hojas caen de esos arboles que se desnudan con tu sonrisa, de esa flores que envidian tu belleza. Aquí donde la luna enrojece cada noche, sentado escribiendo palabras que jamas te dije, que fueron esos silencios que hoy me matan, esas dagas que clavadas en mi corazón arden y forjan lo mas duro de mi alma. Sangre que corre por este papel, escribiendo aquellas palabras que componen esta oda, esta historia que grabada a fuego consume los días de este calendario llamado vida. Viendo como el tiempo se hace la suma de los ratos en los que no estas, donde me falta todo aquello que he soñado, que quiero, que amo. Intentado vivir en esa linea que separa lo real de lo imaginario, la sonrisa de las lagrimas, el recuerdo de esta soledad en la que me sumerjo. Vivo e el anochecer mas profundo, en la oscuridad de mis sueños, en los pensamientos d

La eterna soledad

Tristeza amarga que se acumula en mi, que vive en mi, apoderándose por cada hora, por cada día que pasa sin saber nada de ti. Lagrimas se derraman buscando a esa persona que un día me dio un motivo por el que sonreír, algo por lo que luchar en esta vida, algo por lo que ser guerrero. Hoy mis letras se borran de esta cabeza, todo porque estos párrafos que hoy llenan libros no salieron de mi boca, formaron esos incómodos silencios por los que hoy ahogo esta soledad entre suspiros y llantos. Mares de recuerdos y sueños incumplidos, mares de lagrimas que recorren estas mejillas y todo por ese pensamiento que hay en mi mente.  Nada cambiara, yo sigo clavado en aquella primera hoja de aquel otoño, aquella que marco el día en que tus ojos fueron mis estrellas, en la que tus palabras fueron mis libros y en la que tu sonrisa es el menguar de mis lunas. Sueños que cada noche se apoderan de mi, me envuelven en esa magia que solo alguien como tu puede hacerlo, enloquece la poca cordura que